Estando yo haciendo el muerto en el mar sediente:
resuena en mis adentros una melodía creciente
resuena en mis adentros una melodía creciente
que remueve mis ilusiones, que hoy y aquí son algas marchitas.
Canta el Sol, a lo alto, haciendo que todo se derrita;
y a ras de la horizontalidad acuosa hay un aire ardiente
que brinda con la espuma voladora y la alocada brisa.
que brinda con la espuma voladora y la alocada brisa.
Un catamarán, que entre vendavales va valiente,
pinta destellos blancos entre los bañistas.
Yo rasgo los granos de arena, con su color de miel insípida;
y hasta siento nadar con un brusco batiente
el corazón que empuja ésta mi sangre, de danza dionisia.
El mar acuna mi cuerpo que, yente y viniente,
juega a abandonar y olvidar la tierra privativa.
Y me siento anegada entre mis sueños flotantes
en estas aguas abatidas,
que no son de azúcar pero que emanan dulces poesías.
en estas aguas abatidas,
que no son de azúcar pero que emanan dulces poesías.
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