PIENSA EN VERDE

miércoles, 30 de marzo de 2011

Mente




Es mi mente como abismal,
que siente que se cae pero no cae
en contra de los pronósticos de la ley de la gravedad.

En mi mente, bacanal,
fiesta por el dios griego del vino
que observa ebrio des del espacio sideral.

Es el mente el fin adverbial.

Está en mi mente un agujal
que me pincha y re-pincha
tal al cielo un campo de almarjos, almarjal.

Ente de mente, demente animal.

Es mi mente como asocial,
pues rehúye las masas humanas
por no transmutarse en algo (más) banal.

Es mi mente permanente solsticio hiemal,
la noche se dilata en tiempo y espacio
y lo diurno, que me ciega, se convierte en mi rival.  

Es mi mente palpebral,
se abre y se cierra al exterior sin parar;
es mi mente vendaval,
se va y vuelve como olas de mar.

No me miente mi mente si me dice
que es el mente el fin adverbial
y el fin de mi mente, la visceralidad.
Soy un ente de mente, un demente animal,
que quiere volar alto, de forma helicoidal,
hacia donde la nada es nada,
hacia donde la nada existe,
hacia donde la nada es algo literal,
que brilla por encima del vacío
por su pura belleza,
que es tan bella por ser insustancial,
y tan pura por su atemporalidad.
Soy un ente de mente, un demente animal,
que aún vaga por vida pantanosa
buscando el lugar seguro para descansar,
buscando el camino de ida y vuelta
hacia el más allá.