PIENSA EN VERDE

miércoles, 2 de marzo de 2011

De seda conchal




Un día se me ocurrió que ya no hay metáforas sin pensar, ni sin decir, en el mundo. Ya no hay más.
Y entonces tú.
Con tu sonrisa de diamante, inquebrantable; 
con tu desnudo curvilíneo: con tu entrepierna de parábola, que me estremece y me obliga a esos escalofríos que me suben helicoidalmente, hasta blanquearme la mente.


Un día leí que la liturgia cristiana ve en el triunfo de la que sin querer te brindó el nombre, algo como la compensación para el género femenino de la victoria de la serpiente sobre la primera mujer.
Será por eso que te me pareces tan poderosa.
O será por tu mirada de ojos saltones y esa piel que es más de seda que de raso, y más de seda conchal que de seda azache.
O será tal vez porque nuestros silencios me suenan a "Goya's Nightmare" de Jocelyn Pook. 
O puede que por tus aires de damisela, que disfrazan un corazón guerrillero.

Un día tu maldita perfecta boca dijo lo he conseguido, me han concedido la subvención, me voy volando a donde necesitan más.
Y ya preparas tu marcha, que será mi soledad profusa, pletórica, desgarradora. 
Y ya te me vas, dejándome como alma en pena ante marabunta de espinos. 
Saldrá sangre de mis glándulas lagrimales, pero no sufras, porque a tu vuelta no podré no perdonarte. 
A tu regreso ya podré confesarte lo que hoy, aquí, te escribo a escondidas de ti y me callo, sólo para mí.




1 comentario:

Judit Rius Camprubí dijo...

dame un beso y no calles tanto..