Fiera tristeza
que embauca los sueños de una infancia tardía
y viene con ojos de princesa arpía.
Ella duerme en cuna de sábanas lágrimas…
Procaz cabeza
que la acecha con juegos sucios tempraneros
y la convierte en niña de ocios rastreros.
Ella retoza en sus jardines edenes…
Mala destreza
que entorpece palabras en boca sombría,
y habla las voces que ella no querría.
Labios sellados de temáticas mágicas…
Vieja pereza
que la hace balbucear versos estridentes
y crear lírica de rimas vehementes.
Diestra haragana de verbos atinados…
(satinados
sobre el producto blanco de los troncos
arbóreos,
o acicalados
expresos
para el reflejo apropiado de los pensamientos
incorpóreos.)
Sucia molleza
que coarta la perseverancia amorosa
y hace que se adormezca leve y acezosa
esta frágil adúltera criatura fugaz...
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