PIENSA EN VERDE

miércoles, 19 de enero de 2011

Carpe diem quam minimum credula postero


Las horas corren como la luz; guepardos minuteros, aniquiladores de la existencia, veloces como el nacimiento de la excitación; van sin control, acosándole, dispersándole; y opina azuzado: "qué puta es el tiempo que al pensarlo ya es pretérito".

domingo, 16 de enero de 2011

Hedores


La teína pasa factura de nuevo y me castiga cuando el mundo se calla. Apestan mis manos a tabaco y vetustas ediciones; mi vida a zozobras banales; mis ambiciones a mutilación o aplazamientos sin cese; mi corazón a desamores varios; y mis ojos a rímel reseco.
Y se contagia de esta hediondez la frágil noche, que pronto morirá, cuando vuelva el olor a café listo.


Genialidades sonoras

Maggot Brain - Funkadelic

Matrix soundtrack - Clubbed to death

Andrew White - Spanish gentleman

Yann Tiersen - Sur le fil

David Bowie - Pallas Athena


Vangelis - Mix

jueves, 13 de enero de 2011

La noche es luz de un sol negro

Relato de La noche es luz de un sol negro - Edgar Omar Avilés




Afasia autoimpuesta


Había llorado tantas lágrimas como himenes se habían roto en el mundo.
Su propio rumor lacerante alteró, bruscamente, su ensayado sosiego.
Su penitencia, hasta el momento acallada, rugió.
En efecto, de tanto afligirse también el Silencio la había abandonado.

Consonancias



Fiera tristeza
que embauca los sueños de una infancia tardía
y viene con ojos de princesa arpía.
Ella duerme en cuna de sábanas lágrimas…

Procaz cabeza
que la acecha con juegos sucios tempraneros
y la convierte en niña de ocios rastreros.
Ella retoza en sus jardines edenes…

Mala destreza
que entorpece palabras en boca sombría,
y habla las voces que ella no querría.
Labios sellados de temáticas mágicas…

Vieja pereza
que la hace balbucear versos estridentes
y crear lírica de rimas vehementes.
Diestra haragana de verbos atinados…
(satinados
sobre el producto blanco de los troncos
arbóreos,
o acicalados
expresos
para el reflejo apropiado de los pensamientos
incorpóreos.)

Sucia molleza
que coarta la perseverancia amorosa
y hace que se adormezca leve y acezosa
esta frágil adúltera criatura fugaz...


martes, 11 de enero de 2011

Tentativas



Intento silbar como el aire
y bailar como las hojas, en otoño, al caer.
Intento pintar paisajes vírgenes
como las mentes de los niños sin nacer.

Intento, por las noches, dormir como los muertos
y, por los días, vibrar como las cuerdas de un violín.
E intento, cuando puedo,
recuperar el verdadero color del cielo
maleado y oscurecido por el hollín.

Intento vencer a la tristeza
como ella a veces subyuga a mi felicidad
y adaptarme a los espacios
como lo consigue el agua del mar.

Intento contar cuentos aún sin contar,
pero sólo consigo inventar versos que se inventaron ya.



Saudade


Egon Schiele - Nude bout
Aquellos tus silencios habladores del alma y la entristecida psique aún hoy retumban en mis hemisferios cerebrales.
Viva pira del recuerdo de las pretéritas caricias que nunca llegué a brindarte.
Noche de alcoba oscura, ambientada por el rumor de las estrellas (tan lejanas y tan sugerentes al mismo tiempo). Noche en que aquellos tus silencios habladores del alma y la entristecida psique me pidieron a gritos mudos los besos. Unos besos que no te daría.
Y ahora me siento los labios secos sin el humidificador de tu lengua —que seguro suave y blanda.
Apetito de ti con mis nalgas anhelando histéricamente tus palmas y yemas.

Aquellas tus miradas reveladoras del deseo y el iracundo ardor aún hoy se clavan en mi frente —sin dos dedos.
Muerte de vida entre tus brazos con los que nunca llegué a abrigarme.
Noche de alcoba oscura, iluminada solamente por la llama danzarina de una vela acabada, como yo. Noche en que aquellas tus miradas reveladoras del deseo y el iracundo ardor me atisbaron a ciegas las curvas. Unas curvas que jamás te dejaría perfeccionar.
Y ahora me siento la piel tosca sin el moldeado de tus manos –que seguro grandes y afables.
Sed de ti con mis llantos deseando ansiosos converger en tus lagunas.

Otra noche de alcoba oscura, donde en vigilia y en el onirismo mezquino e involuntario de mis madrugadas a solas, aún a veces echo de menos el amor.


Lapso



El tiempo…

Siempre tras el niño que todo lo ríe va 
el adolescente que todo lo quiere, 
el joven que cree que todo lo puede y 
el adulto que todo pretende controlar.
Y todo para convertirte en un fantasma (tal vez 

libre) que todo lo verá.

En aquél tiempo…

Siempre el grito que nadie escuchaba
y el sollozo que todo lo decía sin apenas hablar.

Siempre esa lluvia que no parecía mojarme
y el trueno que no conseguía asustarme
y la nube repentina que todo lo cubría de ennegrecida soledad.
Siempre la amistad que se confundía.
Siempre el amor que no sabía de redaños
y que no sabía al de verdad:
siempre el sexo que no entendía
de límites, de dulzura, de caricias…
ni de aquellos escurridizos “te volveré a llamar”.


Y es que siempre la botella que nunca se acababa
y el cigarro que nunca me terminaba de saciar.

Igual que siempre. Y siempre igual.

En este tiempo…

Siempre los ánimos y la lucha van a la par,
y los actos y los versos ya no llevan antifaz.
Porque la vida se ha contorneado
y a mí siempre me gustó deambular.
Y siempre atesoro el folio en el que nunca escribo,
y la tinta que tal vez ni mañana usaré
y también las rimas, que escondo en la manga,
por si las ya escritas se empapan con una taza de café.


Pero sigue siempre...

la cama que no me acurruca
y las sábanas que aún no huelen a él
y los sueños vacíos, que también tuve ayer.

Y el volteo de ojos hacia el tramo del camino que ya no está por recorrer.
Y la luz de la luna cantándome nanas a cada anochecer,
porque aunque el tiempo ha ido pasando
siento que mi cuna nunca se ha dejado de mecer.

Sugestión


Me fascina la sonrisa cómplice con la que me respondes cuando, discretamente, te invito a sexo --con un guiño pícaro y chacotero-- en lugares públicos.
Me fascina el calor que aportas a mi frío carácter: tu calor físico, tu calor vocálico, tu calor temperamental.
Me fascina tu mirada de sabueso cuando resigues mi feminidad como si quisieras memorizar cada poro de mi piel para luego masturbarte en silencio cuando te de la espalda; para pensarme cuando no me puedas sentir.
Me fascinan tus firmes manos que al tocarme se debilitan (y tiemblan como la llama de la vela que siempre tengo encendida para no sentirme tan sola si no estoy contigo), parece que se derritan como hielo en el café de las mañanas.
Me fascinan tus ojitos de obtuso cuando me desnudo y acaricio tu espalda con mis pezones cortantes; y el modo en que tu piel, sin pedirte previamente permiso, se eriza.
Me fascinas como me fascina un domingo de lluvia.