PIENSA EN VERDE

miércoles, 24 de octubre de 2012

Ígneos Designios



Fue el aire, el aire...

que insuflando mi

Cabeza extraviada y
mi Corazón desorientado,
un día me tejió,
con telas de araña,
nuevas y cristalinas alas.

Un hueste de estrellas 

me alojó esa noche. 
Pléyades mucamas.
Sirio anfitrión.

Y por una caterva 

de osferas me arrastré.
Y el Kaos se me hizo
Orden aparente.
Y se me olvidó la Tierra.

Fue el aire, el aire...


que atemperando mi 

Conciencia y Voluntad
me arrojó,
sin previo aviso, a un
nuevo y doliente duelo,
inalienable e individual; 

Refinado desafío fue 

el combate entre Mí y Yo.
Que aún sin tenerse afinidad,
afianzaron el Pacto.


Y esta Cabeza lunática,
este Corazón desgastado,
ahora se balancean entre 
el ardid de lo terreno
y lo arduo de lo olímpico.


Fue el aire, el aire...
quien me dio matices
para pintar la Nada;

Fue el aire, el aire...
quien me arrulló con 
sus silbantes secretos.

Pero fue el aire, el aire...
quien me ayudó a creerme
su Mundo,
para luego legarme al caer. 


Fue el aire, el aire...
quien me dejó resbalar 
del enjambre divino,
cediéndome a la Suerte 
de aquél
que sigue con pies y manos
pero que ya sabe 
que aire Es.