PIENSA EN VERDE

miércoles, 30 de marzo de 2011

Mente




Es mi mente como abismal,
que siente que se cae pero no cae
en contra de los pronósticos de la ley de la gravedad.

En mi mente, bacanal,
fiesta por el dios griego del vino
que observa ebrio des del espacio sideral.

Es el mente el fin adverbial.

Está en mi mente un agujal
que me pincha y re-pincha
tal al cielo un campo de almarjos, almarjal.

Ente de mente, demente animal.

Es mi mente como asocial,
pues rehúye las masas humanas
por no transmutarse en algo (más) banal.

Es mi mente permanente solsticio hiemal,
la noche se dilata en tiempo y espacio
y lo diurno, que me ciega, se convierte en mi rival.  

Es mi mente palpebral,
se abre y se cierra al exterior sin parar;
es mi mente vendaval,
se va y vuelve como olas de mar.

No me miente mi mente si me dice
que es el mente el fin adverbial
y el fin de mi mente, la visceralidad.
Soy un ente de mente, un demente animal,
que quiere volar alto, de forma helicoidal,
hacia donde la nada es nada,
hacia donde la nada existe,
hacia donde la nada es algo literal,
que brilla por encima del vacío
por su pura belleza,
que es tan bella por ser insustancial,
y tan pura por su atemporalidad.
Soy un ente de mente, un demente animal,
que aún vaga por vida pantanosa
buscando el lugar seguro para descansar,
buscando el camino de ida y vuelta
hacia el más allá. 


sábado, 26 de marzo de 2011

E4




Si la Tierra está en constante movimiento, 
tú no puedes quedarte quieto.
Es tu obligación como ser humano.


miércoles, 16 de marzo de 2011

E3



Si tuviese sed 
de vivir haciendo lo que me place 
sentiría mi boca como 
náufrago que bebe del mar.
Pero yo no puedo tener eso 
pues lo que me produce fuición 
es el mismo hecho de vivir.



miércoles, 9 de marzo de 2011

E2







Era de las que decían que soñar es gratis...
      Hasta que el soñar 
           que la vida es siempre bella 
                  le pasó factura.



miércoles, 2 de marzo de 2011

De seda conchal




Un día se me ocurrió que ya no hay metáforas sin pensar, ni sin decir, en el mundo. Ya no hay más.
Y entonces tú.
Con tu sonrisa de diamante, inquebrantable; 
con tu desnudo curvilíneo: con tu entrepierna de parábola, que me estremece y me obliga a esos escalofríos que me suben helicoidalmente, hasta blanquearme la mente.


Un día leí que la liturgia cristiana ve en el triunfo de la que sin querer te brindó el nombre, algo como la compensación para el género femenino de la victoria de la serpiente sobre la primera mujer.
Será por eso que te me pareces tan poderosa.
O será por tu mirada de ojos saltones y esa piel que es más de seda que de raso, y más de seda conchal que de seda azache.
O será tal vez porque nuestros silencios me suenan a "Goya's Nightmare" de Jocelyn Pook. 
O puede que por tus aires de damisela, que disfrazan un corazón guerrillero.

Un día tu maldita perfecta boca dijo lo he conseguido, me han concedido la subvención, me voy volando a donde necesitan más.
Y ya preparas tu marcha, que será mi soledad profusa, pletórica, desgarradora. 
Y ya te me vas, dejándome como alma en pena ante marabunta de espinos. 
Saldrá sangre de mis glándulas lagrimales, pero no sufras, porque a tu vuelta no podré no perdonarte. 
A tu regreso ya podré confesarte lo que hoy, aquí, te escribo a escondidas de ti y me callo, sólo para mí.