PIENSA EN VERDE
miércoles, 26 de octubre de 2011
Las evidencias metafísicas
Exquisitos confluyeron sus sudores mezclados.
Seguía la ropa esparcida en el closet.
Un brindis acunando sus copas,
un lazo de brazos, y a beber.
Con los ojos enturbiados se comieron.
No les dio tiempo a sentir la sangre, por sus venas corriendo,
ni los dientes punzantes, ni tampoco los labios;
sólo los impulsos animales, que es lo venían siendo.
Sinestesias en constante atacar:
que si gemidos ásperos y susurros color gris,
que si besos de viñedo,
que si caricias de carmín.
Rondaban sus pieles ráfagas de frío viento,
que aleteaba aquellas sábanas, impregnadas de impurezas.
Y pareció que la Sin-razón les confesase al oído, sin miedo:
"como mejor se anda por la vida es así: a tientas".
Así que se dedicaron a soslayar las evidencias metafísicas:
les parecieron inciertas las premisas espacio y tiempo:
ellos sentían habitar el mundo entero
sin concebir cuánta realidad hay en la finitud del momento.
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